Frente al mar de aguas cristalinas y a la extensa playa de arena fina que se extiende de norte a sur, las inalterables estructuras de los hoteles abandonados a lo largo de la costa añaden un toque fúnebre a la belleza del paisaje. Un silencio sepulcral ronda entre las casas, tiendas y restaurantes cerrados, convertidos en enormes lápidas de piedra urbanas dentro de la propia ciudad. Los semáforos tricolores de antaño colocados en una avenida donde ya no circulan coches demuestran que el tiempo se quedó estancado en 1974. Si existe un lugar en Europa donde se puede palpar lo que realmente significa abandonar una ciudad de un día para otro, Varosha es el mejor ejemplo.
Cuando el ejército turco ocupó Famagusta, en la costa este de Chipre, en favor de la invasión del norte de la isla tras el golpe de estado progriego que tuvo lugar en verano de 1974, se ordenó a los habitantes griegos abandonar la ciudad y todas sus pertenencias. Los residentes de la localidad balnearia de Varosha, recientemente construida a lo largo de la costa, no fueron una excepción. Como la mayoría de conciudadanos grecochipriotas, no sabían cuánto iba a durar su exilio. Pero han pasado 47 largos años desde entonces, y esta localidad balnearia considerada la "perla de Chipre" y que en un tiempo fue la "Saint-Tropez chipriota" se ha convertido en una ciudad fantasma, una herida abierta en el paisaje mediterráneo de la isla de Afrodita.

En 1974, 160 000 grecochipriotas huyeron al sur, mientras que un número menor de turcochipriotas que vivían al sur de la isla encontraron refugio en el norte. La República de Chipre, la única reconocida internacionalmente, es miembro de la Unión Europea (UE) desde 2004. En lo que respecta a la República Turca del Norte de Chipre (RTNC), solo Ankara la reconoce. La división y la ocupación militar turca continúan hoy en día, y los 6 kilómetros cuadrados de Varosha simbolizan la vuelta de los exiliados a sus casas.
Durante los 47 años desprovistos de cualquier tipo de presencia humana en Varosha, la naturaleza ha retomado lo que es suyo. Las agrietadas aceras están llenas de matorrales, laureles blancos y rosas han brotado en todo su esplendor, las calles están cubiertas de inmensas buganvillas y las fachadas de las casas están invadidas de hiedras. "Me paseé en torno al perímetro de Varosha para observar la naturaleza salvaje y para intentar entender la realidad de la situación", cuenta Vasia Markides, una documentalista de 42 años en Maine, Estados Unidos. "Era diferente de todos los sitios que había visto hasta entonces. Fue complicado dejar todo aquello atrás sabiendo que todos los recuerdos familiares estaban encerrados tras el cercado. Había que hacer algo", cuenta.
«Volver a incorporarse a la UE es posible pero, antes, el Reino Unido debe afrontar las consecuencias del Brexit»
Una conversación de Voxeurop con Madeleina Kay, artista, música y activista anti-Brexit británica.
El evento >MÁS LEÍDO
Apoya el periodismo europeo independiente
La democracia europea necesita prensa independiente. Voxeurop te necesita a ti. ¡Únete a nosotros!