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Chipre: la ciudad fantasma de Varosha sueña con convertirse en ciudad sostenible modelo

Mientras que la naturaleza ha retomado lo que es suyo en esta estación balnearia despoblada desde la invasión turca de 1974, el proyecto Famagusta Ecocity Project pretende revitalizarla y crear la primera "ciudad sostenible modelo de Europa". Sin embargo, esta iniciativa bicomunal choca con la paralización de las negociaciones para reunificar la isla y con las acciones unilaterales de Turquía.

Publicado en 14 julio 2021 a las 11:49
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Frente al mar de aguas cristalinas y a la extensa playa de arena fina que se extiende de norte a sur, las inalterables estructuras de los hoteles abandonados a lo largo de la costa añaden un toque fúnebre a la belleza del paisaje. Un silencio sepulcral ronda entre las casas, tiendas y restaurantes cerrados, convertidos en enormes lápidas de piedra urbanas dentro de la propia ciudad. Los semáforos tricolores de antaño colocados en una avenida donde ya no circulan coches demuestran que el tiempo se quedó estancado en 1974. Si existe un lugar en Europa donde se puede palpar lo que realmente significa abandonar una ciudad de un día para otro, Varosha es el mejor ejemplo. 

Cuando el ejército turco ocupó Famagusta, en la costa este de Chipre, en favor de la invasión del norte de la isla tras el golpe de estado progriego que tuvo lugar en verano de 1974, se ordenó a los habitantes griegos abandonar la ciudad y todas sus pertenencias. Los residentes de la localidad balnearia de Varosha, recientemente construida a lo largo de la costa, no fueron una excepción. Como la mayoría de conciudadanos grecochipriotas, no sabían cuánto iba a durar su exilio. Pero han pasado 47 largos años desde entonces, y esta localidad balnearia considerada la "perla de Chipre" y que en un tiempo fue la "Saint-Tropez chipriota" se ha convertido en una ciudad fantasma, una herida abierta en el paisaje mediterráneo de la isla de Afrodita. 

Varosha | © Marcos Andronicou

En 1974, 160 000 grecochipriotas huyeron al sur, mientras que un número menor de turcochipriotas que vivían al sur de la isla encontraron refugio en el norte. La República de Chipre, la única reconocida internacionalmente, es miembro de la Unión Europea (UE) desde 2004. En lo que respecta a la República Turca del Norte de Chipre (RTNC), solo Ankara la reconoce. La división y la ocupación militar turca continúan hoy en día, y los 6 kilómetros cuadrados de Varosha simbolizan la vuelta de los exiliados a sus casas. 

Durante los 47 años desprovistos de cualquier tipo de presencia humana en Varosha, la naturaleza ha retomado lo que es suyo. Las agrietadas aceras están llenas de matorrales, laureles blancos y rosas han brotado en todo su esplendor, las calles están cubiertas de inmensas buganvillas y las fachadas de las casas están invadidas de hiedras. "Me paseé en torno al perímetro de Varosha para observar la naturaleza salvaje y para intentar entender la realidad de la situación", cuenta Vasia Markides, una documentalista de 42 años en Maine, Estados Unidos. "Era diferente de todos los sitios que había visto hasta entonces. Fue complicado dejar todo aquello atrás sabiendo que todos los recuerdos familiares estaban encerrados tras el cercado. Había que hacer algo", cuenta. 

Varosha | © Marcos Andronicou

A partir de esa afirmación, y con la ayuda de su madre refugiada, Vasia decidió reunir a lo largo de los años a grecochipriotas y turcochipriotas para revitalizar Varosha e integrarla a la ciudad cercana de Famagusta (Gazimağusa en turco). Concretamente, esta iniciativa bicomunal denominada "Famagusta Ecocity Project" (FEP) pretende crear la primera "ciudad sostenible modelo de Europa": un centro peatonal, abastecida por energía solar y respetuosa con el medioambiente. Ceren Boğaç, profesora de arquitectura de 42 años y activista por las comunidades resistentes en su tiempo libre, también forma parte del proyecto FEP. "El concepto de ciudad sostenible es un enfoque de la paz basado en el medioambiente. Mediante la alianza de griegos y turcos en torno al propósito común de conseguir un medioambiente seguro y sostenible con recursos adaptados a todos, los chipriotas de las dos comunidades pueden dejar a un lado sus diferencias y actuar para alcanzar unos objetivos comunes. Varosha ya cuenta con todo lo necesario, hay mucho sol y las infraestructuras preexistentes son sólidas", explica mientras camina por la avenida Dimokratias. 

Para Ceren este asunto también es personal. Tras la división de 1974, su padre abandonó Larnaca, ciudad portuaria situada al sur de la isla, para instalarse en Famagusta. La casa de sus padres, donde creció, daba al cercado instalado en 1974 por el ejército turco alrededor de Varosha. "Cuando era pequeña siempre me preguntaba qué pasaba dentro del cercado. Cada año veía las pequeñas flores de los balcones convertirse en árboles gigantescos". De joven, Ceren solía bañarse delante de los grandes hoteles abandonados por sus propietarios grecochipriotas. "Preguntaba a mi padre, '¿qué ha pasado, papá?' No me respondía, sabía que era grave", recuerda. 

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