La Corte constitucional alemana ha tomado una decisión sin precedentes el 9 de septiembre: frenar la expulsión de un solicitante de asilo iraquí en Grecia. Según el reglamento de Dublín II, es el país por donde un inmigrante accede a suelo europeo el responsable de su demanda de asilo. Pero Grecia, como otros países fronterizos de la Unión, se encuentra desbordado por la cantidad de refugiados en su territorio. "El trato vergonzoso que Atenas les da está bien documentado", juzga este periódico de Munich. "El tribunal tiene razón en frenar las expulsiones indiscriminadas" hacia terceros países llamados "seguros". Si esta decisión sienta jurisprudencia, "Alemania deberá hacer frente a muchas más demandas de asilo" y lo mismo les sucedería a los países escandinavos. "Gracias a este espaldarazo inesperado (…), los países del sur podrían conseguir satisfacción sobre una antigua reivindicación : más solidaridad en Europa". Pero además, la Süddeutsche Zeitung acusa a Atenas de chantaje, "por su política a la vez de rigor y de negligencia con los refugiados, Grecia podría imponer su voluntad. Es enojoso, pero no se puede castigar a los refugiados en su lugar."
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