Ideas Europa, colonización y memorias

Erijamos monumentos a las víctimas para sanar las heridas de la colonización

El monumento a los italianos caídos en África, situado en Siracusa y construido bajo las órdenes de Mussolini para rendir homenaje a la aventura colonial fascista, constituye un emblema de la cuestión inconclusa de Italia y Europa con su pasado colonial, la cual fue suscitada recientemente a raíz de la ola de protestas de Black Lives Matter, en Estados Unidos. Según la escritora italosomalí, Igiaba Scego, esta es una herida que se debe sanar, aunque sea comenzando por los símbolos.

Publicado en 10 julio 2020 a las 13:10

Siracusa es uno de los lugares más fascinantes y evocadores de Italia. Desde la época romana, Cicerón la llamaba la más bella ciudad de la Magna Grecia. Es ahí donde los fenicios y los griegos comerciaban, donde se ideaba el futuro. Siracusa fue un punto de confluencia importante en el macrocosmos del Mediterráneo hasta la conquista de los romanos. Como fue el caso para el resto de Sicilia, esta ciudad fue víctima de saqueos y conquistas y vivió momentos de decadencia intercalados con periodos de esplendor. Con los años, los árabes, los bizantinos, los normandos, los suabos y los aragoneses pasaron por esta y dejaron su huella en un paisaje sencillamente impresionante.

Lo que muchos no saben es que Siracusa también fue una ciudad fascista, en el sentido de que el fascismo la convirtió en uno de sus puestos de avanzada más famosos y maltratados. No es una coincidencia que Benito Mussolini la llamase “la capital colonial”, pues la empresa de conquista de África en la década de 1930 comenzó precisamente en sus costas. Su ubicación geográfica permitía al régimen fascista disponer siempre de todo tipo de provisiones, de víveres para los soldados y hasta de armamentos.

La ciudad se conectaba con la Libia colonizada mediante un servicio marítimo. Incluso el servicio postal, que llegaba a Mogadiscio y a Asmara, salía de Siracusa y atravesaba Libia. Asimismo, esta se conectaba con Trípoli y Bengasi por medio de cables submarinos. En pocas palabras, el haber estado en el centro de esta historia colonial fue algo que hoy todavía algunos consideran (indebidamente) un gran orgullo para la ciudad. Sin embargo, cabe recordar que esto no duró mucho tiempo, ya que, con el paso de los años, otros puestos de avanzada sicilianos, como los de Catania, pasaron a ser prioritarios.

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“Es mejor no hablar mucho”

De todo este pasado fascista y sobre todo colonial, aún queda el complejo monumental bautizado como Monumento a los italianos caídos en África, que domina por completo la Piazza dei Cappuccini en el paseo marítimo de la ciudad. Tanto los habitantes como los turistas lo visitan para admirar una de las mejores vistas de la ciudad, pero pocos son los que se fijan en las estatuas y se preguntan qué hacen estas ahí. La historia de este complejo monumental es interesante y representa casi una tendencia europea sobre la forma en la que, en todo el continente, la historia colonial ha estado sujeta al olvido, o peor, a la desmitificación. Es como si se tratase de algo que sucedió, pero de lo que “es mejor no hablar mucho”.

Aunque las instituciones y cada familia italiana y europea (integradas en parte por abuelos, padres y tíos que combatieron en África), hayan omitido la cuestión, esta continúa apareciendo de vez en cuando en los versos de una canción,…

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