¿Interlocutor privilegiado o paria? Retrato del presidente bielorruso Alexander Lukashenko en manos de un veterano de la Segunda Guerra Mundial, durante una ceremonia en Minsk.

Esperando un milagro en Minsk

Ante la ausencia de progresos democráticos en Bielorrusia, Bruselas ha cambiado de estrategia con respecto a su líder autocrático. Actualmente combina los contactos con la sociedad civil bielorrusa y las negociaciones directas con Alexander Lukashenko.

Publicado en 17 agosto 2010 a las 15:48
¿Interlocutor privilegiado o paria? Retrato del presidente bielorruso Alexander Lukashenko en manos de un veterano de la Segunda Guerra Mundial, durante una ceremonia en Minsk.

Desde hace casi una década, Bruselas intenta encauzar al régimen autoritario de Minsk a base de sanciones. Por ello se negó a conceder visados a los altos representantes bielorrusos, excluyó al país de las asociaciones internacionales, puso trabas a sus intercambios comerciales y mostró su apoyo a la oposición demócrata. Todo ello sin resultado alguno. Por este motivo, la Unión Europea decidió hace dos años adoptar una nueva estrategia. En el contexto de la Asociación Oriental que vincula a la UE con seis antiguas repúblicas soviéticas, Bruselas ha establecido contactos directos con el régimen de Minsk.

Al mismo tiempo, ha decidido no contar tanto con la oposición política. A partir de ahora, muestra su apoyo también a organizaciones no gubernamentales, así como a diferentes asociaciones e iniciativas. Aún no se sabe si esta política dará sus frutos. Nos podemos plantear efectivamente si el hecho de entablar contactos directos con el gobierno autoritario no contribuye más bien a estabilizar el régimen. O si, al igual que la política llevada a cabo por el antiguo presidente estadounidense Ronald Reagan ante el imperio soviético, a Occidente no le convendría más aplicar mano dura en sus relaciones con Bielorrusia.

Una breve primavera política

"En mi opinión, se trata puramente de una política para calmar los ánimos", afirma Andreď Sannikov con respecto a los recientes cambios. Entre los numerosos disidentes que, ante la proximidad de las elecciones presidenciales de este invierno, pretenden presentarse contra el actual presidente Alexander Lukashenko, Sannikov es uno de los mayores partidarios de la UE. Con su movimiento cívico bielorruso europeo, incluso va a promover la adhesión de su país a la UE. Y aunque en principio se muestra partidario de la Asociación Oriental, afirma estar muy preocupado por el hecho de que la UE haya dejado de presionar al gobierno de Lukashenko: "Bruselas debería haber adoptado una postura dura y exigir al gobierno de Minsk que cumpla en primer lugar sus obligaciones internas". Sannikov estima que "Lukashenko maneja a la Unión Europea a su antojo".

En 2008, la UE prometió adoptar una actitud condescendiente hacia Bielorrusia a condición de que ésta cumpliera cinco exigencias: la abolición de la pena de muerte, la celebración de elecciones democráticas, la garantía de la libertad de prensa, el fin de las humillaciones infligidas a las organizaciones no gubernamentales y la liberación de todos los presos políticos. Por un momento parecía que las cosas iban a cambiar. Minsk liberó a los disidentes políticos, los diarios prohibidos desde hacía años reaparecieron en los quioscos y la reforma de la ley electoral facilitó en cierta medida el surgimiento de candidaturas de oposición. Pero esta primavera política duró poco. Las elecciones municipales que siguieron no tuvieron nada de democráticas. Para las ONG, la libertad en Bielorrusia actualmente es un sueño.

Recibe lo mejor del periodismo europeo en tu correo electrónico todos los jueves

Democratización entre nieblas

Para Sannikov, candidato a las elecciones presidenciales, "el diálogo entablado con el dictador no sólo no ha tenido ningún efecto en el estado de las libertades públicas en Bielorrusia, sino que sobre todo, la nueva línea política de la UE ha perjudicado en gran medida a la oposición bielorrusa".

Incluso dentro de Europa, existen diferentes opiniones sobre la actitud que debe adoptarse ante Lukashenko. Mientras que Alemania, Suecia, Finlandia, así como los cuatro países del grupo de Visegrad [Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia] preconizan una actitud más conciliadora con respecto a Minsk, el Parlamento Europeo advirtió el pasado mes de marzo a Bielorrusia que volvería a aplicar las sanciones mencionadas anteriormente si se producían más violaciones de los derechos humanos. Pero tal y como demuestran numerosos indicios, parece que será inevitable tratar con el régimen vigente si esperamos ver nacer algún día la democracia en Bielorrusia.

Rusia intentará por todos los medios impedir que Bielorrusia se convierta en miembro de la OTAN y de la UE. Por lo tanto, apoyará a Lukashenko tanto como le sea posible. Lo cierto es que aunque el país sufra una degradación de su situación económica, no quiere decir que se vaya a producir automáticamente la caída del régimen y la democratización del país. No hay nada que nos permita saber qué política de Occidente podrá llevar rápidamente la democratización a Bielorrusia. Tal y como sostiene el sociólogo Oleg Manaďev sobre el fin del comunismo en Europa Oriental: "En gran medida, fue efectivamente un milagro".

Bielorrusia-Rusia

Entre dos aguas

Para Minsk, la relación con sus dos vecinos, Rusia y la UE, plantea verdaderos quebraderos de cabeza: mientras Bruselas se esfuerza para que Bielorrusia se desvincule de la influencia rusa, Moscú pretende mantener a la antigua república soviética bajo su tutela, explica euobserver.com. De este modo, recientemente el presidente bielorruso declaró estar dispuesto a reconocer la independencia de las repúblicas autoproclamadas de Abjasia y de Osetia del Sur. Pero aunque según el presidente ruso Dmitri Medvedev, Lukashenko "prometió solemnemente" reconocer los dos enclaves rusófonos en Georgia, escenario de una guerra relámpago en 2008, este último afirma que claramente planteó sus condiciones y pidió a Rusia que compensara a Minsk por las inevitables consecuencias negativas que le acarrearía tal gesto en sus relaciones con la UE.

Tags
¿Te ha gustado este artículo? Nos alegra mucho. Se encuentra disponible para todos nuestros lectores, ya que consideramos que el derecho a la información libre e independiente es esencial para la democracia. No obstante, este derecho no está garantizado para siempre, y la independencia tiene su precio. Necesitamos tu apoyo para seguir publicando nuestras noticias independientes y multilingües para todos los europeos. ¡Descubre nuestras ofertas de suscripción y sus ventajas exclusivas y hazte miembro de nuestra comunidad desde ahora!

¿Eres un medio de comunicación, una empresa o una organización? Consulta nuestros servicios editoriales y de traducción multilingüe.

Apoya el periodismo europeo independiente

La democracia europea necesita prensa independiente. Voxeurop te necesita a ti. ¡Únete a nosotros!

Sobre el mismo tema