El Tribunal Constitucional, presidido por Augustin Zegrean (representado barriendo en la viñeta), decidió el 21 de agosto que el referéndum del 29 de julio, en el que se preguntaba si se confirmaba la destitución del presidente Traian Basescu, no era válido. El motivo era que la participación había sido escasa, no se había alcanzado el número de votantes necesarios (la mitad más uno de los que tuviesen derecho a emitir su voto). Basescu debería volver a desempeñar sus funciones a partir del 24 de agosto. La decisión del Tribunal Constitucional, rebatida por parte de la prensa y de la opinión pública, que aprecia en ello un signo de la corrupción del sistema político-judicial, pone fin provisionalmente al enfrentamiento que existe entre el conservador Basescu y el primer ministro de izquierda, Victor Ponta, que ha dividido profundamente a la sociedad rumana.
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