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Permitidme empezar por las buenas noticias. Llevo unos días recibiendo muchos mensajes de felicitación de mis amigos ucranianos, bielorrusos y rusos. La victoria de la oposición en Polonia es una de las razones. Mis amigos de Europa del Este (sobre todo rusos y bielorrusos) están maravillados por esa movilización ciudadana y por el hecho de que sea posible cambiar el poder mediante elecciones.
Por eso, es posible que muchos se sorprendan al saber que el ambiente en Polonia no es tan optimista. Los simpatizantes de la oposición nos preparamos emocionalmente para aceptar que el partido Ley y Justicia (PiS), conservador, populista y euroescéptico, ganaría las elecciones. Por eso nos resulta tan complicado alegrarnos, porque aún no llegamos a ser conscientes de los cambios que suponen los resultados de estas elecciones. Y sin embargo, dado el alcance de la movilización social reflejada por una tasa de participación récord, los momentos de alegría y euforia son totalmente merecidos, como escribe Paulina Januszewska en Krytyka Polityczna. Pero tampoco faltan razones para preocuparse, pues el traspaso de poder aún no ha tenido lugar.
Nadie pone en duda las buenas intenciones del presidente Duda, leal a su partido, y que gracias a sus prerrogativas puede dilatar este traspaso dos meses, señala Onet. El PiS tampoco está dispuesto a ceder: está reuniendo fuerzas para luchar hasta el final para conservar el poder. Con todo, el modo de gobierno del partido de Jarosław Kaczyński, basado en polarizar al extremo y sembrar discordia, impide que el PiS tenga cualquier capacidad de formar coalición. Por lo tanto, de aquí a diciembre como tarde, Polonia debería tener un nuevo gobierno. Este debe estar formado por tres fuerzas políticas, y cada una representa una coalición de entidades más pequeñas y a veces muy diversas. A los votantes del partido La Izquierda (que obtuvieron los peores resultados de las elecciones, con el 8,61 % de los votos) les preocupa saber si podrán introducir alguna política progresista durante los cuatro próximos años, teniendo en cuenta que el Partido Campesino Polaco (PSL, conservador), también tiene que formar parte del gobierno y de su mayoría parlamentaria. El jefe del PSL, Władysław Kosiniak-Kamysz, declaró que no apoyaría el proyecto de ley que permitiría a las mujeres polacas abortar hasta la 12.ª semana de embarazo. Así que nuestras dudas respecto al nuevo gobierno y su capacidad para aprobar reformas están justificadas, tal y como señala OKO Press. En cualquier caso, una cosa es segura: la sociedad polaca no perdonará a la oposición si esta fracasa.
En Ucrania, las reacciones a los resultados electorales polacos también son positivas, si bien algo más moderadas, tal y como destaca Newsweek Polska. Es posible que los progresistas ucranianos se alegren, sobre todo aquellos que tienen amigos progresistas en Polonia y que siguen de cerca los síntomas autoritarios de nuestro país. Algunos medios, como New Voice, no esconden su simpatía hacia Donald Tusk y esperan mucho de su retórica claramente proucraniana. Aunque en Ucrania los observadores esperan un nuevo comienzo en las relaciones polaco-ucranianas, (que se habían degradado mucho estos últimos meses), también están convencidos de que cuidar las relaciones entre países vecinos requiere esfuerzos constantes, independientemente del gobierno de turno en Polonia. Para Ucrania, las elecciones polacas representan un evento importante ya que estas afectan a su posición internacional y a su capacidad defensiva, mientras la agresión rusa continúa y sigue cobrándose víctimas a diario.
En una extensa entrevista para el diario independiente ruso en el exilio, Novaïa Gazeta Europa, la líder opositora bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, se desvincula sin ambigüedad de Rusia, sus problemas; y también de la oposición rusa. Esta señala que, a diferencia de la mayoría de los rusos, los bielorrusos no apoyan la guerra contra Ucrania; que entre los rusos predomina un sentimiento imperialista; y que Vladímir Putin, al contrario que su homólogo bielorruso Alexandr Lukashenko, disfruta de una especie de legitimidad social y electoral. Cuando el periodista Ilja Azar pregunta sobre la colaboración entre las oposiciones bielorrusa y rusa, Tijanóvskaya replica que los bielorrusos no la necesitan. Algunos representantes y partidarios de la oposición rusa se han ofendido por la entrevista de Tijanóvskaya, pero otros le han dado la razón.
Bielorrusia sigue siendo Bielorrusia, y tiene sus propios problemas, objetivos y ambiciones. Tras las elecciones de 2020, la oposición bielorrusa ha conseguido mantener la coherencia y convencer a muchos socios en el mundo de su mandato político y de su derecho a representar los intereses del país. Sus estrategias están perfectamente organizadas y, pese al exilio, trabaja muy eficazmente en numerosos sectores. En contraposición, la oposición rusa se convierte en una creación amorfa, formada por un gran número de bandos y medios diferentes, entre los cuales se puede producir reticencia o competencia. Y, en Rusia, la política de oposición está transformándose en un espectáculo en YouTube, pues las personalidades que tienen más suscriptores son considerados más influyentes.
Las convenciones y los congresos organizados por las diferentes fuerzas de la oposición no aportan gran cosa. No aportan ningún cambio a la situación de los rusos en el exilio y aún menos a la situación política interna en Rusia.Esta, además, no deja de empeorar, si bien podríamos pensar que las cosas no podían ir a peor. La semana pasada, las autoridades rusas detuvieron a tres abogados del opositor en prisión Alexéi Navalni, y serán probablemente acusados de haber participado en una organización de carácter extremista. Según los colaboradores de Navalni, con la detención de sus abogados el régimen no solo quiere privarle del derecho a ser defendido, sino también bloquearle cualquier contacto con el mundo exterior. Pues Navalni se mantenía informado de la situación fuera de los muros de la cárcel gracias a sus abogados; eran ellos los que transmitían sus declaraciones y manifiestos, que se publicaban luego en sus redes sociales.
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