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En el Consejo Europeo del 14 y 15 de marzo, en Bruselas, José Manuel Durao Barroso presentará unas cifras que el Süddeutsche Zeitung tilda de “inquietantes”: en 2013, 9 de los 17 Estados miembros de la eurozona se endeudadarán más de lo que permiten los criterios de convergencia; el crecimiento en Europa es casi nulo y uno de cada ocho europeos está en paro. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, propone un debate en profundidad para aprobar reformas susceptibles de revertir esta tendencia, una “terapia de grupo”, según recoge el diario, que hará que algunos participantes estén incómodos:
El jueves por la noche, los 27 jefes de Estado y de Gobierno europeos se sentarán juntos en la sala del Consejo y aguardarán a que el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, comente el estado actual de Europa. Los “grupos de acción” que ha puesto en marcha para promover el empleo juvenil en España, Grecia e Irlanda y en otros cinco países proporcionarán buenas noticias a corto plazo. Pero ninguno de sus colegas querría estar en la piel de David Cameron cuando el primer ministro británico oiga que el endeudamiento de su país en 2013 será mayor que el de España o Irlanda. Las miradas se dirigirán acto seguido hacia François Hollande, que tendrá que admitir que no conseguirá cumplir su objetivo de déficit para 2013.
En la situación opuesta se encuentra Alemania, que se presentará de nuevo como el alumno aventajado. El Financial Times explica que “el ministro de Finanzas Wolgang Schäuble anunció esta semana el presupuesto para 2014”, antes de la fecha prevista. En este documento constan una serie de recortes presupuestarios orientados a conseguir el equilibrio presupuestario de aquí a 2015. “Berlín quiere mostrar el camino”, aún a riesgo de enemistarse con los países que desean limitar la austeridad y apostar por el crecimiento, señala el diario:
[Berlín] teme que sus socios de la eurozona abandonen la austeridad fiscal si ven que Alemania, en lo que le corresponde, se muestra vacilante. […] Sin embargo, las justificaciones económicas para exigir más austeridad son débiles: el déficit público es bajo y la deuda pública es manejable, pero la economía se ralentiza. […] Si se pone de nuevo en marcha a la locomotora de Europa, sus socios que atraviesan dificultades seguirán el camino. […] Alemania tiene la obligación de hacer algo más que insistir sobre la austeridad en la eurozona, que no conduce a ninguna parte. El mejor medio para liderar siendo el ejemplo de la zona euro es dar el pistoletazo de salida de una recuperación.
