Estas figuras en bici, con su mochila cuadrada negra o azul claro, se han convertido en siluetas familiares de nuestras ciudades. A nadie le sorprende verlos plantados delante de los restaurantes o cadenas de comida rápida, antes de ir a entregar un pedido que el consumidor pidió a través del teléfono. De Madrid a Varsovia, pasando por París, mucha gente conoce UberEats o Deliveroo.
Estas "plataformas digitales de trabajo" concentran las solicitudes de los clientes y después reparten el trabajo mediante algoritmos propios. Tienen la capacidad de movilizar ipso facto una mano de obra ultraflexible.
Estas plataformas encarnan una forma del trabajo del futuro, cuya remodelación se debe, por un lado, a las innovaciones digitales, y por otro, a las personas que han dejado de trabajar por cuenta ajena y que están al margen de los convenios colectivos de empresas y sus jerarquías, ya sea por elección o por necesidad.
El 5,6 % de los europeos ha sido trabajador de plataforma
Un amplio estudio llevado a cabo en primavera y otoño de 2021 por el Instituto Sindical Europeo (ETUI) da una estimación del peso de esta economía en 14 países de la Unión Europea. La encuesta, dirigida a más de 36 000 personas, concluye que el 5,6 % trabajó a través de una plataforma digital en los doce meses anteriores al sondeo, de los cuales un 1,6 % le dedicaba más de 20 horas semanales o cuyos ingresos representaban más del 50 %. "Es una economía en crecimiento, que renueva mucho su mano de obra", puntualiza Agnieszka Piasna, coautora del estudio.
Una cifra que se puede incluir en la categoría más amplia de "trabajo por internet". Según las estimaciones del Instituto Sindical Europeo, el 11,7 % de los europeos utilizan sitios web o aplicaciones para encontrar clientes o trabajo como autónomos. Su condición comparte algunos rasgos con la de los trabajadores de plataformas, aunque no cumple estrictamente todos los criterios, como el pago en línea, la puntuación de los clientes o la gestión algorítmica. Las dos categorías se dan siempre en sectores concretos: el microtrabajo, (contestar a encuestas, hacer transcripciones…), el trabajo cualificado que se puede realizar a distancia (informática, diseño gráfico…), el transporte de personas, el reparto y también los servicios a la persona (limpieza, cuidados estéticos, cuidado infantil…).
Métodos que se extienden a otros sectores económicos
"En Bélgica hay entre 100 y 200 plataformas, muchas de ellas centradas en servicios a domicilio, clases particulares, cuidado de niños, personas o animales", confirma Martin Willems, responsable de United Freelancers, una división de la Confederación de Sindicatos Cristianos, que aspira a llegar a todos esos "trabajadores autónomos sin personal" o "por cuenta propia". Algo que no resulta nada fácil cuando estas personas trabajan a domicilio. "No sabemos cómo medir el fenómeno, y mucho menos cómo dirigirnos a ellos o contactarlos. Lo que nos preocupa es que esta realidad laboral es muy difícil de entender", añade.
Los métodos de las plataformas están empezando a utilizarse en la economía tradicional, tal y como ha desvelado la encuesta del ETUI. "Algunas empresas convencionales, como las cadenas de supermercados o de servicios postales, organizan sus servicios de entrega igual o prácticamente igual que una plataforma de trabajo como Uber: la orden se comunica a través de la aplicación y se somete a licitación entre trabajadores, sin contrato alguno", señala Agnieszka Piasna.
Un trabajo impulsado por la precariedad
Las plataformas progresan gracias a la precariedad. En Francia, el 1 de enero de 2022, casi el 24 % de los conductores VTC y repartidores a domicilio vivían en barrios considerados prioritarios para las políticas de las ciudades, revela el Centro de observación y medición de las políticas de acción social en un estudio publicado en diciembre de 2022.
El Instituto Sindical Europeo ha llegado a las mismas conclusiones mediante una comparación de la situación de los mercados locales de trabajo y el volumen del uso de internet para trabajar. "En los territorios donde el paro es elevado y los empleos son de mala calidad, por temporalidad o jornada parcial, el giro hacia el trabajo por internet aumenta", afirma la experta.
Parece que la pandemia también ha potenciado esta economía. Según un estudio entregado a la Comisión Europea, más de un tercio de los trabajadores de plataformas atribuyen su actividad a esta coyuntura. En Eslovenia, en noviembre de 2020, la plataforma de reparto de comidas Ehrana, posteriormente adquirida por la española Glovo, experimentó un incremento del 300 % en su volumen de negocios. En Bélgica, "muchos perdieron el trabajo y se apuntaron como repartidores", cuenta Martin Willems. Esta afluencia desequilibró durante un tiempo el mercado de la oferta y la demanda. "Quienes empezaron antes de la covid dijeron haber experimentado un descenso de sus ingresos medios, pues el número de repartidores aumentó más rápido que los pedidos", añade el sindicalista belga.
La situación de las plataformas: los Estados miembros no se ponen de acuerdo
Muchos países han decidido actuar para regular esta nueva economía. En 2019, Portugal estableció los "operadores VTC", permitiendo en principio a los conductores "estar amparados por el derecho laboral y la protección social nacional", informa el Senado francés. En agosto de 2021, España decidió aplicar una presunción de trabajador por cuenta ajena para los repartidores en bicicleta, lo que causó la salida del país de la empresa Deliveroo, mientras que Uber Eats "decidió subcontratar a los repartidores a través de empresas intermediarias", según este mismo informe. Otros países como el Reino Unido o Italia optan por otros estatus que abren la puerta a algunos derechos sociales, aunque no a todos. En Bélgica, los "riders" trabajan desde 2017 como "P2P" (es decir, peer-to-peer, o de particular a particular): "Como no son ni trabajadores por cuenta ajena ni por cuenta propia ni siquiera tienen seguridad social", denuncia Martin Willems.
Para la Comisión Europea no hay duda de que existen muchos "falsos autónomos" entre los trabajadores de plataformas digitales, lo que conlleva desigualdades en cuanto al acceso a los derechos. Según sus estimaciones, el 55 % de los trabajadores de plataformas digitales ganan menos que el salario mínimo por hora aplicable en su país. El ejecutivo europeo presentó en diciembre de 2021 una propuesta de directiva que tiene como objetivo armonizar y mejorar sus condiciones de trabajo en la Unión Europea. Solo falta que los Estados miembros se pongan de acuerdo al respecto: un año después de presentar el texto, la presidencia checa de la Unión (que llegó a su fin en diciembre de 2022) no consiguió alcanzar un acuerdo dentro del Consejo de la Unión Europea.
Uno de los mayores desafíos del texto europeo reside en la puesta en marcha de una "presunción de condición de trabajador por cuenta ajena" en las plataformas. La propuesta de la Comisión Europea sienta las bases de al menos dos criterios que deben cumplirse, relativos, por ejemplo, a la supervisión estrecha del trabajo o a la imposición de una remuneración al trabajador. En su resolución adoptada el 2 de febrero de 2023, que enmienda el texto, el Parlamento Europeo prefiere dejar a las autoridades nacionales la libertad de realizar una "evaluación objetiva", si bien enumera "a título indicativo" una serie de indicios que indican una relación laboral subordinada.
"Cuantos más criterios haya, más nos arriesgamos a apartar a los trabajadores del proceso de la recualificación", advierte Barbara Gomes, ponente de conferencias sobre derecho privado y miembro del colectivo de trabajadores económicamente dependientes de la CGT, un sindicato francés. "Si dejamos hacer a estas plataformas, corremos el riesgo de ver cómo otros sectores se contaminan por el trabajo de falsos autónomos", añade la ponente, y alude que se están produciendo tendencias similares en los servicios a particulares, así como los intentos de uberización del sector de trabajos interinos.
La moda del freelancing
En el ámbito de los servicios a empresas, la aparición de plataformas "B2B", que actúan como intermediarios entre las ofertas y demandas de servicios, fomenta de igual manera el auge del trabajo por cuenta propia. El freelancing está ganando popularidad gracias a plataformas estadounidenses como Upwork, o la francesa Malt, gracias a las cuales se pueden conseguir encargos en muchos sectores: marketing, traducción, desarrollo web, diseño gráfico… Junto a estos sitios generalistas, también han surgido numerosos intermediarios especializados.
"Las plataformas para freelancers se posicionaron primero en el sector informático para responder a la demanda de las PYME y microempresas, a las que las empresas de servicios digitales no prestaban atención. Los grandes grupos también han mostrado interés por estas plataformas, que abarcan sectores cada vez más grandes, como los recursos humanos, la contabilidad o lo jurídico. Su tecnología sencilla ha atraído a los autónomos y a los nuevos integrantes del mercado de trabajo, que buscan visibilidad", explica Tristan d'Avezac, fundador de la oficina Territoires humaines, que ha contribuido en un estudio sobre estas plataformas para el Instituto estadístico y de investigación del Ministerio del Trabajo francés, la Dares.
Los trabajadores de oficina se enfrentan a la "imposición de la nota"
Muchos trabajadores muy cualificados en consultoría o informática aprovechan para hacerse autónomos. "Son veteranos que aprovechan sus contactos para hacer negocios sin los márgenes que se llevaban sus empleadores", añade su coautora, Odile Chagny, economista en el Instituto de investigaciones económicas y sociales y cofundadora de la red Sharers & Workers.
Aunque algunos oficinistas aprovechan la oportunidad del trabajo por cuenta propia para reconquistar poder y autonomía, el rol de intermediario que ejercen las plataformas puede generar desencanto en muchos. Al igual que los obreros, los autónomos se exponen a la gestión algorítmica y a la imposición de la nota: una respuesta demasiado lenta a una solicitud o una mala nota pueden dañar su visibilidad y reducir repentinamente el número de pedidos… Los perfiles con poca experiencia, como los jóvenes que utilizan estos sitios para conseguir sus primeros encargos, pueden encontrarse en una situación difícil. "Existe un gran desequilibrio entre ellos y el cliente, que puede dejar comentarios en la plataforma y siempre tiene la última palabra", opina Odile Chagny.
Consecuencias para las carreras laborales
Ahora que muchas empresas han extendido el teletrabajo a más profesiones en el contexto de la pandemia, ¿intentarán externalizar estas funciones encargándoselas a trabajadores autónomos? El riesgo está ahí, sobre todo porque los trabajadores por cuenta ajena que no puedan teletrabajar podrían plantearse hacerse autónomos. "La plataformización del trabajo está claramente relacionada con la cuestión del trabajo a distancia", estiman los autores de un estudio publicado por el centro de reflexión Bruegel, centrado en las desigualdades creadas por la digitalización.
Además de contribuir a la atomización de los convenios colectivos, este fenómeno puede dificultar la evolución profesional de los autónomos al limitarlos a cierto tipo de encargos. El riesgo está especialmente presente en el caso de tareas ultrafragmentadas, características del "microtrabajo". "Cuando una empresa externaliza su actividad, la adquisición y desarrollo de competencias acaba por reposar sobre el trabajador. Y, sin embargo, esto es lo que le permite aumentar su remuneración", afirma Odile Chagny. Al contrario que un trabajador por cuenta ajena que disfrutaría de un ascenso en su empresa, la carga de encontrar encargos lo suficientemente instructivos o de formarse de manera independiente para poder aumentar las tarifas recae sobre el propio autónomo…
👉 El artículo original en Alternatives Economiques

En colaboración con European Data Journalism Network.
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