En los alrededores de la localidad costera de Agali, casas, cuadras, campings y secciones enteras de bosques quedaron totalmente devastadas. Para los autóctonos, se trata de una verdadera catástrofe, explica Georges Karamitsos. Este agricultor, quien es también el presidente de la cooperativa agrícola y forestal de Kirinthos y del norte de Eubea, vive en la cercana ciudad de Mantoudi y ha vuelto por primera vez desde agosto de 2021.
Anna también vive en Mantoudi. Es agricultora. Cultiva algodón, pimienta y maíz. También cría carneros y cabras. Durante los incendios 150 animales murieron calcinados. "Nos dijeron que recibiríamos 8000 euros para reparar las cuadras.
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Pero no es suficiente, teniendo en cuenta todo lo que hemos perdido", cuenta. Más al norte, cerca de Agia Anna, bosques enteros han ardido, y con ellos, ha desaparecido toda una economía: resineros de pino, hoteles y actividades turísticas, apicultores.
La explotación agrícola Norman Figs, cerca de Istiaia, en el extremo norte de la isla, no se vio afectada directamente por los incendios. Para Katerina y su familia, el impacto económico fue importante porque, debido a las altas temperaturas, perdieron buena parte de su producción. Las repercusiones morales también son importantes, pues Katerina considera que el gobierno no los ha ayudado lo suficiente: "La ayuda tardó en llegar. Es la primera vez que tengo la impresión de que no cuento como ser humano".
Todas las fotos de este reportaje se sacaron en la isla de Eubea en enero de 2022.