Jubilados “a la carta”

Publicado en 11 junio 2010 a las 15:13

La edad de jubilación está a punto de convertirse en uno de los temas de debate más candentes en Europa. 65 años, el tope en la mayoría de los países, entre ellos Alemania, Irlanda y España, es el fatídico umbral que resuena por todas partes, sobre todo en los países donde la edad de jubilarse es bastante más baja, como es el caso de Francia. De hecho, cada vez se habla más de elevar el umbral hasta los 67 años.

Esta cifra incita a los europeos a echarse a la calle a protestar, no ya para obtener o defender el derecho a una jubilación digna, sino por el derecho a la vida. El cálculo es muy sencillo: para muchos de ellos, sobre todo los que viven en el este del continente, esta cifra se aproxima bastante a la esperanza de vida en su país. ¿Cómo no les va a horrorizar la idea de jubilarse a los 67 si la esperanza de vida ronda los 68? Estos proyectos de reforma que revuelcan emociones y desencadenan huelgas en Bucarest, Lisboa o Atenas, provocan una sonrisa a los suecos. “A nosotros la reforma de las jubilaciones nos llevó ocho años, de 1990 a 1998”, explica Ole Settergren, director del Departamento sueco de jubilaciones. “Y antes de nada, nos aseguramos de que la apoyaban todos los partidos. La reforma no fue nada popular, pero la gente la aceptó”.

Como suele ocurrir cada vez que las cosas van mal en Europa, ya sea la crisis bancaria de las subprimes o la reforma de los sistemas de prestación social, la mirada de la UE se vuelve hacia el “modelo perfecto de Estado providencia”: Suecia. Al igual que otros países nórdicos, Suecia tiene reputación de ser un país donde “se vive bien”. “A todos nos gustaría ser suecos”, escribía hace no mucho un periodista rumano.

El régimen de jubilaciones sueco, a pesar de que tardó mucho en gestarse, es sencillo y lógico: la edad a partir de la cual te puedes retirar es 61 años y la jubilación es “a la carta”. Los que se jubilen a los 61 recibirán una pensión inferior a los que se jubilen más tarde. Aquellos que se den cuenta de que la pensión que reciben no es suficiente pueden volver al trabajo. La pensión se determina según los sueldos recibidos a lo largo de toda la vida laboral, y se ajustará al coste de la vida, el cálculo se establece aplicando la esperanza de vida actual. Varios gobiernos europeos se han desplazado a Estocolmo para inspirarse. Pero se da una especie de “paradoja del modelo sueco”: a todo el mundo le da envidia pero al final nadie lo llega a aplicar.

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Iulia Badea-Guéritée

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