El Banco Nacional de Eslovenia está barajando la posibilidaad de rescatar la Nova Ljubljanska Banka (NLB), que en los tres último años ha acumulado pérdidas por valor de 386 millones de euros, según publicó recientemente el diario Finance de Liubliana.
Cinco años después de adherirse a la zona euro, la economía eslovena se ve muy amenazada. Liubliana no ha llegado a recuperarse nunca realmente de la caída del 8% de su PIB en 2009, la más pronunciada (exceptuando la de Finlandia), y las previsiones de Eurostat vaticinan un crecimiento del 1% este año, con una deuda soberana en aumento y un consumo que se ha estancado. Sin embargo, los analistas eslovenos se muestran más escépticos y cuentan más bien con un crecimiento del 0,2%, es decir, con la posibilidad de una recesión si la situación de la zona euro se agravarse.
"Una desaceleración del crecimiento como ésta se debe esencialmente a la degradación de la situación económica internacional, que afectó al nivel de exportaciones y al de inversiones", considera Boštjan Vasle, el director de la Agencia Eslovena de Análisis Macroeconómicos y de Desarrollo.
Pero eso es sólo una de las caras de las dificultades a las que se enfrenta Eslovenia, que también tiene un problema de credibilidad. Recientemente, la agencia Fitch ha rebajado dos veces la nota de Liubliana, de AA a AA- en septiembre, y nuevamente en noviembre, al someter al país a vigilancia negativa.
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Las ambiciosas reformas de Janša
El Gobierno eslovaco se ha visto muy presionado para reducir un déficit público que desde 2009 no ha bajado del 5% del PIB. Las previsiones para el año en curso y para el que viene son también muy pesimistas. La población ha comprometido parcialmente el plan de recorte del déficit, dado que el 72% rechazó en un referéndum en junio de 2011 el proyecto de reforma de las pensiones, que incluía un retraso de la edad de jubilación hasta los 65 años y modificando a la baja el cálculo de las pensiones. Las desavenencias al respecto provocaron la caída del Gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Tras el fracaso de Zoran Janković, líder de la coalición ganadora de centro-izquierda, apenas dos meses después de las elecciones, el Parlamento esloveno aprobó finalmente el 28 de enero la designación como primer ministro del liberal Janez Janša [que prestó juramento el pasado 10 de febrero] para formar Gobierno.
Janša promete ambiciosas reformas: una reducción del gasto público del 5%; una bajada progresiva del impuesto de sociedades del 20% al 15%; un aumento (del 40 % al 100%) de las desgravaciones fiscales para las inversiones en investigación y desarrollo y una congelación de las pensiones de jubilación mientras dure la crisis. Sin embargo, la puesta en marcha de estos proyectos parece extremadamente difícil. Sin duda alguna, la nueva coalición no será un modelo de estabilidad, dado que los cinco partidos que la componen únicamente disponen de una reducida mayoría por dos votos.
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