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Haris cruza el techo de la terraza de la casa de su madre para subir por la escalera de emergencia que a veces utiliza para que sus amigas entren en su habitación sin hacer ruido.Entre risas, señala una puerta de hierro a media altura de la escalera. "El problema es que esta puerta hace un ruido espantoso". En un abrir y cerrar de ojos, una señora mayor se asoma a la ventana y pregunta "¿Quién es usted? Yo soy su abuela".
Haris Giannoulopoulos mira al periodista riéndose con sarcasmo: "Aquí no hay quien tenga privacidad". Es el tipo de historia que esperamos escuchar de un adolescente. Pero Giannoulopoulos tiene 31 años.Forma parte de los numerosos adultos en Grecia que han vuelto a vivir a casa de sus padres por la crisis económica. "Desde hacía unos años, tenía mi propio apartamento", nos cuenta. "No era gran cosa, pero tenía el mérito de existir. Tenía mi libertad. Y ahora me veo de vuelta a la habitación donde dormía cuando era niño".
Apoyarse en la familia no es un fracaso personal
En Grecia, desde siempre la familia ha desempeñado una función más importante que en Países Bajos. Muchos padres griegos tienden a mantener a sus hijos en casa el máximo de tiempo posible, en cualquier caso hasta que se casan. Con el aumento de la prosperidad, las costumbres cambiaron un poco. Los jóvenes comenzaron a vivir antes en su propia vivienda y se impuso el individualismo. Pero en los últimos tiempos, vuelven a cobrar fuerza las viejas tradiciones.
Porque la profunda recesión que atraviesa Grecia, con el descenso del PIB del 4,5% el año pasado, con la bajada de los sueldos y con el paro que llega aproximadamente al 15%, muchos griegos se apoyan en sus familias y claramente no lo viven como un fracaso personal. "Aquí la familia tiene una gran importancia, como red de seguridad" explica Panayis Panagiotopoulos, profesor de sociología en la Universidad de Atenas. "La solidaridad dentro de la familia griega es enorme".
En su opinión, hay una cierta ironía en el hecho de que la familia griega sirva de nuevo de red de seguridad, porque los vínculos familiares estrechos también contribuyeron al origen de la crisis. La economía y la política griega están dominadas por familias y los políticos y los administradores reparten preferiblemente los trabajos, los contratos y otros favores entre su red familiar. Esto ha contribuido a una gestión deficiente. "Los griegos desconfían de cualquier persona externa a su propia familia", comenta. "Esto favorece en gran medida la corrupción".
Desligarse de los vínculos familiares para reducir corrupción y nepotismo
Panagiotopoulos piensa que los griegos, si realmente quieren reducir con eficacia la corrupción y el nepotismo, también deben desligarse más de sus vínculos familiares. Pero es algo que no ocurrirá de la noche a la mañana. "La familia griega no cambia". Estas especulaciones teóricas no parecen afectar al mensajero Ioannis Koutsiari. Para él, los vínculos de sangre constituyen sobre todo una bendición. Se alegra de que sus padres le hayan vuelto a acoger, aunque se trate de compartir la única habitación en el sótano en la que viven. "No es la forma en la que quería vivir con 31 años, pero no tenía otra opción. No me llegaba el dinero para pagar mis facturas".
"Con esta crisis he retrocedido unos años", comenta. "Vuelvo a vivir en casa de mis padres y gano lo que ganaba hace diez años". Piensa que no dejará el hogar familiar hasta que se case y tenga hijos. Pero aunque tiene una novia desde hace un tiempo, de momento es poco probable. "Para casarse hace falta mucho dinero. Sinceramente no sé cómo lograrlo, con esta crisis económica. El matrimonio es un sueño muy a largo plazo".
