investigation Investigación sobre las finanzas verdes | Segunda parte

Cómo un proyecto criticado por su impacto ambiental se convirtió en la flor y nata de las finanzas verdes europeas

Segunda parte de nuestra investigación sobre el financiamiento del cultivo de caucho en Indonesia organizado por Michelin y BNP Paribas mediante el mecanismo de bonos verdes (o green bonds). En este capítulo revelaremos cómo el fabricante de neumáticos ignoró las alertas de ONG y actores ambientales y omitió ser transparente respecto a la responsabilidad de su socio local en la deforestación previa de las zonas en cuestión.

Publicado en 9 noviembre 2022 a las 15:38

Capítulo 2

Las finanzas verdes europeas alardean, el bosque indonesio lo pasa mal

Michelin busca un socio “verde” en Indonesia

A inicios de la década de 2010, Michelin, establecido en Indonesia desde por lo menos 2004, estaba en busca de un socio local para reforzar su presencia en el Sudeste Asiático. Por consiguiente, el gigante francés de los neumáticos se acercó al grupo indonesio Barito Pacific. Fundado y dirigido por el multimillonario Prajogo Pangestu, apodado el “rey de la madera” indonesio, este conglomerado (actualmente especializado en petroquímica y energía) tenía una mala reputación en lo que respecta al medioambiente. (ver el capítulo 1).

De acuerdo con Glenn Hurowitz, director general de la ONG Mighty Earth, el primer contacto entre ambas empresas tuvo lugar a mediados de 2013, unas semanas antes de una primera visita sobre el terreno de los funcionarios de Michelin a la provincia de Jambi (isla de Sumatra) en octubre de 2013. Según confió a Voxeurop, estas fechas se las confirmó Hélène Paul, que en ese entonces era directora de adquisiciones en Michelin.

Hervé Deguine, director de asuntos públicos de Michelin, describió de la siguiente manera, mediante una llamada telefónica, el nacimiento de esta asociación franco-indonesia: “Todo comenzó cuando el personal de Barito quiso recibir consejos técnicos para mejorar la eficacia de su producción de caucho natural. […] Propusimos una colaboración orientada a una producción sostenible para que tanto las empresas como las comunidades locales se vieran beneficiadas”. 

Deguine prosigue: “En mi primera visita a Jambi en marzo-abril de 2014, presencié una deforestación masiva causada en gran parte por grupos mafiosos [...] que habían acaparado tierras a gran escala”. No obstante, especificó que nunca había asistido personalmente a operaciones de deforestación llevadas a cabo específicamente por Lestari Asri Jaya (LAJ), la filial de Royal Lestari Utama (RLU) de cuyas acciones Michelin pronto pasaría a poseer un 49 % en el contexto de una empresa conjunta con Barito Pacific. “Para nosotros, la cuestión no era saber quién había desbrozado el bosque”, agregó, “sino cómo convencer a los campesinos que siempre habían vivido de la deforestación, principalmente para plantar palmas de aceite, para que cambiaran su fuente de ingresos mediante el cultivo del caucho en nuestras zonas de producción y mediante la protección de lo que queda del bosque en lugar de la continuación del desbroce”.

Concesiones de Lestari Asri Jaya y Wanamukti Wisesa en la provincia de Jambi, en la isla de Sumatra.

En octubre-noviembre de 2014, un mes antes de crear la empresa conjunta con Barito Pacific, Michelin organizó una nueva visita de campo, esta vez con representantes del WWF y de la empresa consultora británica especializada en medioambiente TFT (que después se transformó en una fundación actualmente ubicada en Suiza llamada Earthworm). “Queríamos recopilar sus [WWF y TFT] opiniones independientes sobre los aspectos sociales y ambientales antes de comprometernos con el proyecto”, indicó Deguine.

Las alertas de las ONG y de los expertos independientes

Michelin había solicitado a TFT una auditoría de las actividades de Lestari Asri Jaya (LAJ), de la cual fue informada en noviembre de 2014. Este informe, que no se hizo público y del cual TFT/Earthworm nos envió una copia, muestra claramente lo que Deguine no pareciera haber visto.

El documento contiene pruebas visuales de la deforestación en curso realizada por LAJ en este período, en futuras zonas de cultivo de caucho, incluyendo fotos y coordenadas geográficas de la maquinaria utilizada para la tala de las zonas de bosque que deberían haberse preservado. Entre ellas, algunas se encuentran a la orilla de ríos y son esenciales para la fauna local, mientras que otras incluso se encuentran en los límites de la concesión, a las afueras del parque nacional Bukit Tigapuluh.

Excavadora en acción en la concesión de LAJ, en los márgenes del parque nacional Bukit Tigapuluh, noviembre de 2014.
Zonas de desbroce en la concesión de Lestari Asri Jaya. | Fuente: Auditoría de TFT a Michelin, noviembre de 2014.

“Después de nuestra auditoría, durante la cual pudimos observar las excavadoras en acción, tuvimos que pedirle a LAJ que suspendiera sus operaciones de desbroce y de preparación del terreno para que pudiésemos completar las evaluaciones ambientales y sociales para la cuenta de Michelin”, declaró a Voxeurop Bastien Sachet, director general de TFT/Earthworm.

En cuanto a la intención de cultivar caucho en un bosque recién desbrozado, el informe de TFT concluyó que “intentar dar una imagen positiva del proyecto presentándolo como una simple ‘reforestación’ generaría críticas”. Sachet destacó que, “si bien se trata de árboles, cultivarlos en una plantación industrial no constituye una reforestación”.

Michelin no pareció satisfecha con estas conclusiones. La empresa declinó la propuesta de Bastien Sachet de brindar un acompañamiento para la transición verde de RLU y finalizó su relación con TFT/Earthworm. Inclusive anunció en un comunicado de prensa de mayo de 2015 que “el proyecto [incluía] la reforestación de tres concesiones […] devastadas por una deforestación ilegal”. Sin precisión alguna sobre los autores de esta. 

Sin embargo, la auditoría de TFT/Earthworm no fue la primera en hacer sonar la alarma sobre el impacto ambiental de las actividades del futuro socio de Michelin. El informe de una coalición de ONG, incluyendo la sucursal indonesia del WWF, había alertado desde 2010 sobre el peligro inminente en el que se encontraba el bosque virgen ubicado en la concesión de Lestari Asri Jaya colindante con el parque nacional Bukit Tigapuluh, en Sumatra. Este informe revelaba que varias localidades de esta zona estaban preocupadas por la deforestación prevista por LAJ”. 

En noviembre de 2015, el equipo local de WWF también corredactó una investigación que probaba que LAJ explotaba los bosques de manera ilegal en un área de protección de especies conocida bajo el nombre de Daerah Perlindungan Satwa Liar, así como fuera del perímetro de su concesión. Estas revelaciones salieron a la luz unos meses después de que Michelin y Barito Pacific firmaran su empresa conjunta y adoptaran su política de no deforestación.

Rótulo que señala un área designada como área de protección de la fauna silvestre (“Daerah Perlindungan Satwa Liar/DPSL”) al margen del bloque 4 de la concesión de Lestari Asri Jaya, en enero de 2015. | Foto: WWF Indonesia.
Troncos de árboles talados en el bloque 4 de la concesión de Lestari Asri Jaya, en mayo de 2015. | Foto: KKI Warsi

Bonos verdes, cueste lo que cueste 

Visiblemente, en aquel momento esos elementos no impiden a los responsables de Michelin contactar a la Tropical Landscapes Finance Facility (TLFF), una plataforma de financiamiento innovadora para proyectos relacionados con los acuerdos de París sobre el cambio climático, recién cofundada por el banco francés BNP Paribas con el apoyo y la supervisión ambiental del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). ¿Cuál es el objetivo? Obtener un financiamiento mediante bonos verdes para un proyecto cuya rentabilidad está sufriendo de lleno la caída de los precios del caucho natural. (Leer capítulo 1)

La estructura de la TLFF. | Fuente: Mighty Earth

Según la información obtenida por Voxeurop, en ese entonces el gigante de los neumáticos omite aportar transparencia a los antecedentes ambientales del proyecto. Simplemente alega la existencia de una deforestación ilegal anterior con el fin de allanar el camino para una retórica de “reforestación” y de un proyecto de impacto positivo, que eventualmente se pondrá por escrito en los folletos de los bonos verdes. 

Según Alex Wijeratna, director de campaña de Mighty Earth, “la destrucción deliberada del medioambiente realizada por su socio local Royal Lestari Utama no se menciona en ninguna comunicación de Michelin a sus clientes o a los titulares de bonos verdes. Michelin no estaba legalmente implicada cuando estas operaciones de deforestación estaban ocurriendo, pero los informes de diligencia debida [“due diligence”] muestran que la empresa sabía qué estaba sucediendo”. De ser ciertas, tales omisiones podrían revelar prácticas comerciales engañosas, por ejemplo, de conformidad con el código francés de consumo (Code français de la consommation).

Bastien Sachet de TFT/Earthworm confió a Voxeurop que pensaba, “a título personal”, que “si se supone que los bonos verdes deben mejorar una situación desde un punto de vista ambiental, es necesario informar previamente a los inversionistas sobre los problemas que los bonos verdes contribuirán a solucionar.Es así como Michelin nos presentó el proyecto, y creo que así es como lo presentó al público”.


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Michelin nunca hizo pública la auditoría de TFT/Earthworm, y se negó a comunicarle a Voxeurop si este informe se había compartido con los miembros de la Tropical Landscapes Finance Facility.

Tras ser entrevistado sobre el tema, Satya Tripathi, que dirigió la plataforma hasta 2018, declaró lo siguiente a Voxeurop: “Recuerdo haber oído hablar sobre este informe en ese entonces, pero no recuerdo haberlo leído personalmente”.

“La TLFF se comprometió a hacer respetar la transparencia”, declaró a Voxeurop Johannes Kieft, secretario general de la TLFF y principal especialista del uso del terreno del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), más claro no puede estar: “Yo estaba al corriente del informe de TFT/Earthworm y de la deforestación realizada por Lestari Asri Jaya.

La empresa tenía la obligación legal de talar los bosques explotados, porque contaba con la autorización del gobierno para hacer uso de las tierras para fines de silvicultura industrial”, a saber, la producción del caucho. (Leer el capítulo 3 sobre la incertidumbre jurídica que enmarca la explotación forestal en Indonesia, disponible próximamente).

“No nos dimos cuenta de la existencia de la auditoría de TFT/Earthworm hasta después de la difusión del informe de Mighty Earth [en 2020], ya que había sido encargado por Michelin y no se había compartido”, confirmó a Voxeurop una fuente anónima que trabaja para Asia Debt Management (ADM Capital), una empresa de inversiones situada en Hong Kong, cofundadora junto con el BNP Paribas de la TLFF, que emitió los bonos verdes.

Las comprobaciones del BNP Paribas, “el banco para un mundo en evolución” 

Según un experto que trabajó en el caso y que también deseó permanecer anónimo, el BNP Paribas también habría estado al corriente de la deforestación realizada por Royal Lestari Utama. Este mismo experto dio a entender a Voxeurop que es posible que el patrocinio de las Naciones Unidas no impulsara a los actores de la operación a fijarse con más detalle: “Todos los miembros de la TLFF estaban confiados, ya que la transacción contaba con el patrocinio del PNUMA y estaba debidamente documentada”.

Voxeurop también tuvo acceso al acta de una reunión que tuvo lugar en diciembre de 2020 entre los miembros de la TLFF y Alex Wijeratna de Mighty Earth. Durante esta reunión, Robert Barker, en ese entonces director de finanzas sostenibles del BNP Paribas, negó haber estado al corriente de la implicación de Royal Lestari Utama en la deforestación en Jambi en el período en el que debía coordinar el procedimiento de diligencia debida para el banco francés.

“No creo que este asunto pueda evaluarse bajo el principio de ‘si en ese momento hubiéramos sabido lo que sabemos ahora’”, expresó, antes de agregar: “Estamos hablando de un período en el que la mayoría de nosotros todavía no estábamos involucrados en el proyecto”. En la actualidad, Robert Barker es consultor independiente. 

Voxeurop intentó contactarle por diferentes medios antes de su salida del BNP Paribas, pero al día de hoy no ha recibido respuesta alguna de su parte. Cuando se contactó al servicio de comunicación del BNP Paribas, este prefirió no hacer comentarios.

Captura de pantalla de la página del BNP Paribas dedicada a los bonos verdes.

Pese a la existencia de información que indicaba que una proporción muy significativa del área del proyecto de plantación (leer capítulo 1) acababa de ser deforestada, nadie de la TLFF parece haberse opuesto al proceso de certificación ecológica iniciado por Michelin. 

En esta etapa, los inversionistas preocupados por ver su dinero contribuir a un mundo mejor podrían estar tranquilos. ¿Acaso la obtención de una certificación “verde” no se basó en un análisis exhaustivo e independiente, tomando en cuenta los informes de las ONG y de TFT? Desafortunadamente, esto no toma en consideración el hecho de que la obtención de una etiqueta ecológica no es una tarea ardua.

En busca de la ecoetiqueta: el itinerario fácil de un bono verde

Los bonos verdes son cada vez más atractivos tanto para los emisores como para los inversionistas: “Se venden a un mayor precio que el de sus equivalentes no verdes”, explicó a Voxeurop Caroline Harrison, directora de investigación de Climate Bonds Initiative (CBI), la mayor plataforma de recaudación de fondos para el clima del mundo. “Esto significa que el emisor paga un coste relativamente inferior para pedir prestado dinero en comparación con lo que habría pagado al emitir bonos convencionales. Por su parte, el comprador ve cómo el valor de su inversión aumenta con mayor rapidez”, agregó.

Sin embargo, obtener una certificación de sostenibilidad es un proceso voluntario, y ninguna ley lo hace obligatorio. Además, esta brinda acceso a la magia de la etiqueta “verde”, que ayuda a atraer a inversionistas potenciales. Para esto, el solicitante simplemente debe contratar a un auditor cualificado de la International Capital Market Association (ICMA) para que certifique que el expediente cumple con los principios de los bonos verdes de la asociación. El equipo del auditor examina la solicitud basándose en documentos proporcionados por el candidato (que también es su cliente) y en información disponible en línea. Esto, sin proceder necesariamente a una comprobación sobre el terreno. 

Después se entrega un informe de certificación. Este lleva el nombre de Second Party Opinion o SPO y detalla por qué el proyecto presenta ventajas que, sobre el papel, obedecen a los criterios de la ICMA, sin garantizar de manera alguna que de verdad lo hagan. El informe también debe mencionar cualquier cuestión controvertida que merezca ser divulgada a los inversionistas.

En 2017, la TLFF designa como auditor a la agencia de calificación social y medioambiental Vigeo Eiris, que dio su luz verde en enero de 2018, unas semanas antes de la emisión de los bonos. Los activos se calificaron técnicamente como bonos sostenibles (una subcategoría de la definición general de los bonos verdes de la ICMA). Efectivamente, el proyecto de Royal Lestari Utama no buscaba en sentido estricto mejorar el medioambiente, sino más que todo permitir una agricultura sostenible que preservara la biodiversidad y reforzara los medios de subsistencia locales.

Los inversionistas potenciales desconocían las controversias ambientales

Posteriormente, el BNP Paribas, estando a cargo de la comercialización de los bonos, publica un folleto que hace referencia al informe de certificación de bonos de Vigeo Eiris. Para darle credibilidad a la inversión, la TLFF registra ambos documentos en la Bolsa de Singapur, el principal centro financiero del Sudeste Asiático. Ahí es donde están situadas las sedes regionales de Barito Pacific y del BNP Paribas. 

Esquema de transacción de los bonos verdes emitidos por la transacción piloto TLFF I | Fuente: BNP Paribas

El informe de certificación de Vigeo Eiris y el folleto del BNP Paribas son los dos únicos documentos oficiales a los que se pudieron referir los potenciales compradores de bonos verdes de la TLFF para decidir si iban a invertir.

Según la información recopilada por Voxeurop, Vigeo Eiris realizó entrevistas con el BNP Paribas y con Royal Lestari Utama, pero no con Michelin. Según parece, el auditor consideró que la empresa indonesia era la única entidad responsable de las operaciones comerciales.

“Nuestras Second Party Opinions están […] basadas en diferentes tipos de información como fuentes públicas o documentos que los emisores nos han señalado”, confió a Voxeurop Tim Whatmough, vicepresidente de comunicación sobre sostenibilidad y criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) de Moody’s, una de las agencias de calificación más importantes del mundo. Moody’s compró a Vigeo Eiris en 2019.

El análisis de los puntos controvertidos realizado por el auditor se basa en la información disponible en el momento de la evaluación. Al final, el emisor de los bonos es quien escoge cuáles elementos divulgar. Los representantes de Royal Lestari Utama no compartieron ninguna información sobre la deforestación.

Esto explica el que la auditoría de TFT/Earthworm nunca haya llegado a las oficinas de Vigeo Eiris. “El informe no nos pertenecía. Había sido encargado por y para Michelin”, comentó simplemente el servicio de comunicación de RLU a Voxeurop. No obstante, la evaluación de TFT sí aparece en la línea de tiempo de sostenibilidad publicada por Royal Lestari Utama.

Línea de tiempo del proyecto de desarrollo de RLU en Jambi. | Fuente: Royal Lestari

En cuanto a la información disponible para el público, la única fuente de la que se sirvió Vigeo Eiris es Factiva, una base de datos de inteligencia económica. Su informe evaluativo estipula que “en RLU no se identificó ningún punto controvertido relativo a los criterios ESG [...] en el transcurso de los últimos 48 meses”. No obstante, Vigeo no buscó información sobre Lestari Asri Jaya (LAJ), la filial local de RLU responsable de la deforestación en la provincia de Jambi (en Sumatra).

Así que no se menciona nada sobre los antecedentes de Lestari Asri Jaya. Tampoco se alude a los recursos abiertos al público, como los informes del WWF y de otras ONG citadas anteriormente, que ponen de relieve el desastroso historial medioambiental de LAJ.

Pese a las revelaciones, la nota (máxima) de los bonos verdes no cambia

En un correo de noviembre de 2020, del cual Voxeurop obtuvo una copia, Alex Wijeratna envía el informe de Mighty Earth a Emilie Beral, que en ese entonces era directora de metodología de soluciones de finanzas sostenibles en Vigeo Eiris. La respuesta llega en enero de 2021: “No hemos tenido acceso al informe de evaluación realizado por Earthworm para Michelin [en noviembre de 2014]. El informe de Mighty Earth se ha agregado a la lista de fuentes complementarias […] Nuestros equipos han analizado y entrevistado directamente a las empresas mencionadas en este informe […], esto respaldará nuestra evaluación de los criterios ambientales sociales y de gobernanza del proyecto”.

A la fecha, Vigeo Eiris/Moody’s todavía no ha revisado su evaluación.

Voxeurop le preguntó a Tim Whatmough, de Moody’s, si la deforestación perpetrada por Lestari Asri Jaya constituía un aspecto controvertido que las partes interesadas del proyecto deberían haber revelado a Vigeo Eiris, o que Moody’s debería señalar ahora a los inversionistas, en vista de los acontecimientos posteriores. Whatmough no quiso responder.

Cabe destacar que Moody’s es la agencia de calificación que atribuyó la nota más alta – AAA – a los bonos de categoría A emitidos por la TLFF. También cabe destacar que BNP Paribas es uno de los fundadores de Vigeo Eiris y fue accionista hasta su adquisición por parte de Moody's. Esta calificación es la más codiciada por los inversionistas. “Se trata, sin duda alguna, de un conflicto de intereses que pone en duda la credibilidad de la gobernanza voluntaria de los bonos verdes”, afirmó a Voxeurop Alex Wijeratna de Mighty Earth, que también agregó: “Estimamos que no interrogar a Michelin constituyó una falta grave, en vista de su papel central en la empresa conjunta con Royal Lestari Utama desde 2014. Pero el que Vigeo Eiris no haya realizado la comprobación de Lestari Asri Jaya es todavía más sorprendente, sabiendo que el folleto editado por la TLFF identifica claramente a LAJ como una filial operativa de RLU en Jambi”.

Voxeurop consultó a otros auditores certificados por la International Capital Market Association. Varios aceptaron responder a condición de permanecer anónimos. Según uno de ellos, “emitir bonos verdes genera numerosas expectativas por parte de los inversionistas, por lo que instamos a los emisores a divulgar toda la información. Nuestro proceso de diligencia debida nos incita a intentar averiguar cuál era la naturaleza del terreno antes del inicio de las operaciones. Si hubiese que sacar a la luz una información oculta después de nuestra evaluación, asumiríamos la responsabilidad e informaríamos al público al respecto, con el fin de que los inversionistas puedan preguntar al emisor de los bonos por qué el dato en cuestión estaba ausente”.

Según otro auditor de la ICMA, “actualmente, la cuestión de saber si las Second Party Opinions deben comprobarse o someterse a una revisión está siendo discutida. Engañar deliberadamente a los inversionistas no es una estrategia a largo plazo y perjudica la reputación de las partes involucradas”.

Por su parte, Christa Clapp de Cicero Shades of Green, una empresa consultora especializada en bonos verdes, confirmó que “por lo general, el emisor de bonos informa al inversionista sobre el impacto del proyecto”. No obstante, precisó, “este proceso no necesariamente incluye las deforestaciones anteriores. Considero que se trata de un punto débil del mercado”. Sin embargo, agregó que: “Si se nos informaba sobre un nuevo dato después de nuestra evaluación, era nuestra obligación actualizar nuestra Second Party Opinion”.

Los inversionistas ecorresponsables no podrán sino deplorar que las directivas actuales de la International Capital Market Association solo exijan la revisión de las SPO si estas son solicitadas propiamente por el emisor de los bonos.

El éxito histórico de los bonos verdes de RLU en Europa

Durante la campaña de venta de bonos, WWF International se abstuvo de toda crítica pública acerca del secreto mantenido por Michelin y la TLFF sobre los antecedentes de deforestación industrial. En 2019, en un informe que evaluaba su asociación con Michelin, el WWF no mencionó en ninguna parte la responsabilidad de Royal Lestari Utama en la devastación del bosque, evocando simplemente “un medioambiente deforestado a gran escala y hostil hacia la vida silvestre”.

Portada del informe provisional de 2019 sobre la asociación entre WWF y Michelin.

Esta actitud suscitó reacciones en las ONG: según Alex Wijeratna, “hubo una división en el WWF entre el despacho internacional y la sucursal indonesia. Esta última estaba muy preocupada respecto a la destrucción del paisaje”. En marzo de 2020, el WWF se retiró del proyecto debido a “preocupaciones respecto a su compromiso a favor de la conservación y su falta de transparencia”, declaró un portavoz del WWF en referencia a Michelin y a RLU.

No obstante, lejos de los bosques indonesios, la operación se celebró al más alto nivel y actualmente se presenta como uno de los proyectos emblemáticos de las jóvenes finanzas verdes europeas.

En febrero-marzo de 2018, la TLFF concluyó su transacción piloto (TLFF I) de bonos a largo plazo de un importe de 95 millones de dólares (se había previsto una segunda parte de 120 millones de dólares, pero esta transacción nunca se realizó).

Esta operación histórica le permitió al BNP Paribas probar que era un pionero a nivel mundial en el tema de las finanzas verdes. En diciembre de 2017, con el patrocinio del presidente francés Emmanuel Macron, el BNP Paribas y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se asociaron para crear su programa de Sustainable Finance Facilities (mecanismos de finanzas sostenibles, SFF), con el objetivo de recoger 10 000 millones de dólares de inversiones privadas para 2025 con el fin de apoyar proyectos comerciales sostenibles en los países en desarrollo. En la ceremonia de lanzamiento, la TLFF fue presentada como el inicio de la colaboración del PNUMA con el BNP Paribas.

El presidente francés Emmanuel Macron toma la palabra durante la One Planet Summit, en diciembre de 2017. Fue en este momento cuando el BNP Paribas et el PNUMA se asociaron para crear su programa de Sustainable Finance Facilities, inspirado en la TLFF. | Foto: Gobierno de Francia

La ONU se asoció con Michelin para hacer que la campaña de marketing de los bonos verdes fuera un éxito. Gabriela Flores, asociada sénior del programa UN-REDD, declaró públicamente en 2018 que el proyecto de plantación de caucho llevado a cabo por Royal Lestari Utama se había examinado con arreglo a las normas internacionales aplicables a los bonos sostenibles.

Como ventaja adicional, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) proveyó una garantía que cubría el 50 % de las pérdidas netas, sobre dos tercios del importe del préstamo concedido por la TLFF. Esta es la garantía que permitió que los bonos de categoría A (que representan un 30 % del valor total de los bonos) obtuvieran la calificación más alta, AAA.

Esquema de los actores de la TLFF. | Fuente: Convergence

Tras ser interpelado por Voxeurop acerca del informe evaluativo que la USAID estableció sobre el proyecto, Jeff Cohen, jefe de misión de la agencia en Indonesia, tampoco se pronunció respecto a la responsabilidad de RLU en la deforestación: “Nuestra garantía parcial de préstamo para la TLFF permitió a RLU restaurar las tierras que se habían degradado en el pasado mediante plantaciones de caucho administradas de manera sostenible”. (1)

Un tercio de los bonos de categoría B vendidos por el BNP Paribas fueron adquiridos por el fondo &Green basado en Países Bajos (por 23,75 millones de dólares). Este fondo había recibido una aportación de capital de 2 millones de dólares de parte del PNUMA. PG Impact Investments (actualmente Blue Earth Capital) compró bonos por 9,3 millones de dólares. El banco francés vendió el resto de los bonos a su red de clientes.

Según el mismo Satya Tripathi, ex secretario general de la TLFF, esta fue una operación bien elaborada: “Inclusive Michelin invirtió 20 millones de dólares en estos bonos, lo que al mismo tiempo le permitió dar confianza a los otros inversionistas”.

Fin del capítulo 2

En el próximo capítulo de nuestra investigación, revelaremos, con el apoyo de nuestros socios de la revista Tempo en Yakarta, cómo la incertidumbre jurídica y varios juegos de manos legales le permitieron a Barito Pacific, socio de Michelin en Indonesia, lograr sus objetivos, a expensas de la flora, la fauna y las comunidades locales.


Notas

1) Al igual que la USAID, otras agencias públicas y privadas de cooperación al desarrollo se negaron a compartir con Voxeurop y Mighty Earth los documentos de diligencia debida sobre los que basaron su decisión de aportar apoyo financiero al proyecto después de la emisión de los bonos verdes. Se trata en particular de la agencia francesa Agence française pour le développement (AFD), la agencia británica Partnerships for Forests (P4F) y Sustainable Trade Initiative (IDH), radicada en Países Bajos.

👉 Glosario y metodologia
👉 Leer el capítulo 1: Cuando las finanzas verdes made in Europe recompensan la deforestación en Indonesia: el caso Michelin

El trabajo de campo en Indonesia realizado por nuestro medio colaborador Tempo contó con una subvención de Global Initiative Against Transnational Organized Crime. La encuesta también contó con el apoyo del Environmental Reporting Collective.

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