Descifrando las protestas de los agricultores: sentimientos, política y la lucha por el futuro de la alimentación en Europa

Cada mes, en asociación con Display Europe, analizamos la cobertura de los medios de comunicación europeos sobre el medio ambiente y el clima. Hoy observamos las protestas de los agricultores y nos planteamos una pregunta difícil: ¿cómo podemos entender la desigual distribución del poder en los sistemas alimentarios? Vivimos una época en la que, una vez que el sector haya dado su opinión, los responsables políticos centrarán su atención en la agricultura.

Publicado en 15 marzo 2024 a las 12:32

Según algunos observadores, uno de los motivos de la gran repercusión de las protestas de los agricultores en toda Europa es que la gente suele ser más emocional cuando se trata de lo que come. Estos analistas pueden pensar que nuestro comportamiento hacia los alimentos está de algún modo separado de nuestra disposición de deshacernos de los combustibles fósiles para calentar nuestros hogares. Yo no estoy de acuerdo con esta visión, que además me parece bastante burguesa.

Acabo de hacer un viaje de investigación a Países Bajos, organizado por Clean Energy Wire, para obtener más información sobre este asunto. No es de extrañar que los líderes y partidos populistas estén en auge (de nuevo) en muchos países europeos. En Países Bajos, el político Geert Wilders de extrema derecha podría convertirse en el próximo primer ministro con el BBB (Movimiento Campesino-Ciudadano) como posible socio de coalición. Para complicar más las cosas, gran parte de la ayuda a la agricultura se fija a través de la Política Agrícola Común (PAC) de la UE y acusar a Bruselas de perjudicar los intereses de los agricultores es un tema común en muchos Estados miembros.

El diario alemán tageszeitung ha estado siguiendo de cerca el asunto. Andreas Speit, experto en extremismos de derecha, escribe que, “si bien a los políticos y a los medios de comunicación les gusta calificar de "terrorismo" las protestas contra el cambio climático, son más indulgentes con las protestas de los agricultores, aunque en realidad deberían considerarse como ‘extremismo de centro’”. La marcha de los tractores por toda Europa en los últimos dos meses “tiene que ver con una batalla por la distribución del privilegio”, según Speit. "Actualmente, la gravedad de las reacciones políticas y gubernamentales es inversamente proporcional a la peligrosidad de un movimiento de protesta", comentaba Jonas Schaible en Der Speigel. Las protestas más agresivas de los agricultores se reciben con "la máxima indulgencia", según los activistas de Fridays for Future. Una indulgencia que también alimenta el resentimiento de la derecha, como los privilegios de la clase dirigente, concluía Speit.

Sofía Sánchez Manzanaro destaca en Euractiv el cambio de opinión de Ursula von der Leyen, la actual presidenta de la Comisión Europea, mientras se prepara para iniciar su campaña electoral para lograr un segundo mandato. “Como era de esperar, Von der Leyen fue proclamada como candidata líder a las elecciones de este año al Parlamento Europeo por el Partido Popular Europeo (PPE), de centro-derecha, durante un congreso celebrado esta semana en Bucarest, Rumanía”, expone Sánchez Manzanaro. Sin embargo, para asegurarse el título de “reina de los agricultores” en las elecciones de este año y alinearse con la estrategia del PPE, “von der Leyen se enfrenta a la tarea de hacer campaña contra los restos de su propio legado agroalimentario”.


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Dinamarca ha sido más ambiciosa en este sentido, con una propuesta de un impuesto climático sobre la agricultura que hace que regresen los extremismos a la política nacional. Lars Trier Mogensen lo expone de este modo en Information: “la amenaza de un levantamiento de los agricultores presiona a los burgueses, pero es un chantaje a la antigua usanza”.

Otras noticias

Gary Fuller analiza en The Guardian las cifras de contaminación atmosférica que han acaparado los titulares de las últimas semanas, a raíz de un debate en la ciudad italiana de Milán que está “mal planteado” según Angelo Romano en Valigia Blu. Cada año podrían evitarse unas 253 000 muertes por contaminación atmosférica si los 27 miembros de la UE cumplieran realmente las directrices de la Organización Mundial de la Salud en materia de contaminación atmosférica, según cifras de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Y podrían impedirse más de 400 000 muertes si se evitara por completo la contaminación atmosférica por partículas.

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Ahora que el Parlamento Europeo se ha convertido en el primer organismo internacional en penalizar la destrucción de ecosistemas a gran escala, aplicando penas de hasta 10 años para los directores ejecutivos, los escritores Pierre Leibovici, Xavier Deleu, Marianne Kerfriden, Pierre Leibovici, Sílvia Lisboa y Maurício Brum demuestran en Disclose cómo el gigante del mobiliario Ikea no asume su responsabilidad. En Brasil, la empresa trabajó con Artemobili, una empresa acusada de varios delitos medioambientales entre 2018 y 2022.

Puede que ya sea hora de que la Comisión Europea adopte un enfoque diversificado en cuanto a la modelización económica para diseñar políticas de transición ecológica que sean económicamente realistas, ecológicamente deseables y socialmente justas. En L’Echo, unos 200 economistas exigen “una profunda transformación” para hacer realidad el futuro que se planteaba hace cinco años con el Pacto Verde.

Por último, volvamos a donde comenzamos con One World: mientras Esmée Koeleman nos anima a todos demostrando que los activistas climáticos pueden alcanzar el consenso suficiente para hacer posible un cambio social si van acompañados de una batalla legal y política “donde reside el poder”, Marthe van Bronkhorst da nueve consejos no solicitados para que Países Bajos se convierta en el mejor alumno de la clase climática. Sobre este mismo asunto, Angelo Romano, de nuevo en Valigia Blu, comenta sobre la condena del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas a los Gobiernos de todo el mundo por reprimir a los activistas climáticos. Romano subraya la función clave que desempeñan los activistas climáticos a la hora de impulsar la concienciación y la acción sobre el cambio climático y critica a los Gobiernos por dar prioridad a los intereses económicos frente a la protección del medio ambiente y los derechos humanos, y concluye enfatizando la necesidad de solidaridad internacional y de esfuerzos concertados para proteger a los activistas y hacer avanzar la justicia climática en todo el mundo.

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